Allotria
El vienes Willi Forst (1903 - 1980) es otro de los polifacéticos hombres de cine —director, actor, guionista, compositor—, que desarrolló parte de su andadura como cineasta en el periodo nazi, aunque dilatara su filmografía hasta casi finales de la década de los cincuenta, filmando algo más de una veintena de largometrajes, y convirtiéndose aún en la actualidad en uno de los grandes desconocidos del cine de su país. Cierto es que, de manera muy fragmentada, van recuperándose títulos como Mascarada (Maskerade, 1933) o Mazurca (Mazurka, 1935) —que fue objeto de un espléndido remake en USA, a cargo del ya emigrado Joe May—, que avalan
un sensible realizador, especialmente facultado en la utilización de los resortes del lenguaje cinematográfico, al parecer siempre al servicio de historias que ondeaban en torno a bases melodramáticas —un poco como haría igualmente su colega E. A. Dupont—.
En cualquier caso, Allotria (1936) ofrece la singularidad de trasladar dichos enunciados, a un contexto de comedia festiva y alocada. Una propuesta que sorprende por el aparente alcance insustancial y serendipity anunciado en su propio título original -que señala, en su traducción, una broma sin mala intención- y que, a rasgos generales, propone un argumento centrado en un juguete vodevilesco, descrito a través de cinco personajes interconectados entre sí, ante cuyos devaneos la película nos introducirá con un alocado número musical. (Juan Carlos Vizcaíno Martínez, Dirigido por)
Sinopsis: El mujeriego Philip (Adolf Wohlbrück, también conocido como Anton Walbrook) cae en una trampa urdida por Gaby (Jenny Jugo) y Viola (Renate Müller). Sabiendo que Philip prefiere la compañía de las mujeres casadas, Gaby y Viola cambian su identidad, haciéndose pasar la soltera Viola, por la esposa de David (Heinz Ruhmann), quien realmente acaba de contraer matrimonio con Gaby.